¿Pérdida de potencia y fallas inexplicables?
Conoce el por qué y cómo solucionarlo

Para muchos, la moto no es solo un vehículo, sino la puerta de entrada a una nueva libertad:
la solución perfecta para enfrentar el tráfico de la ciudad y esa emocionante promesa de una escapada de fin de semana.
Si acabas de comprar moto, ¡felicitaciones! Seguro tienes una gran ilusión en cuidarla, en mantener esa máquina impecable que te servirá fielmente cada día. Invertiste en esta alternativa de movilidad buscando eficiencia y aventura, y lo más natural es que esperes que tu moto te acompañe durante muchos años, manteniendo el rendimiento y la respuesta que te enamoraron el primer día.
Si bien el deseo de una máquina duradera y confiable es universal, la realidad del uso diario
en el entorno urbano (esos interminables ciclos de parada, arranque y el calor del asfalto) exige
un nivel de cuidado que va más allá de lo básico. Comprender que un mantenimiento experto
es la clave para viajes seguros y una vida útil prolongada es el primer paso para garantizar
que tu inversión te siga brindando esa libertad, viaje tras viaje, sin fallas inexplicables.
¿Por Qué el Motor de tu Moto Falla o pierde fuerza?
A diferencia de las largas rodadas en carretera, donde un flujo de aire constante ayuda
a la refrigeración, el ciclo incesante de parar y arrancar en la ciudad somete a la máquina
a condiciones extremas.
A continuación, desglosaremos tres posibles causas principales detrás de la fallade tu motor
en el entorno urbano:
Estrés Térmico y Baja Velocidad:
En el tráfico urbano, este flujo de aire se interrumpe o desaparece por completo.
El motor sigue encendido y generando calor, pero sin la ventilación adecuada, lo que provoca picos de temperatura elevada. (sobrecalentamiento localizado).
Contaminación y Depósitos:
Al rodar constantemente a bajas velocidades, el proceso de combustión no es eficiente y deja residuos de combustible, que se acumulan progresivamente en el interior (pistón, anillos, válvulas). Estos depósitos de carbono se adhieren a componentes críticos: obstruyen
los carburadores e inyectores (alterando la pulverización y mezcla de combustible), se acumulan en las válvulas y anillos (impidiendo su cierre hermético y afectando la compresión) y ensucian
la cámara de combustión. El resultado es un motor que “respira” peor, consume más,
y que progresivamente pierde la capacidad de entregar su potencia total.
La Fricción Descontrolada:
Una de las funciones principales del aceite es fluir dentro de todo el interior del motor,
atrapar el calor y disiparlo.
La elevada temperatura generada por el estrés térmico y la contaminación con los gases
de combustible atacan directamente al aceite. Los lubricantes comunes, al calentarse
en exceso, pierden rápidamente su viscosidad y estabilidad, lo que se conoce
como degradación. Esto provoca que la película protectora de aceite entre las piezas
del motor,como pistones, cilindros y anillos, se rompa o se adelgace de manera relevante.
El resultado es la fricción descontrolada, donde hay un contacto directo y abrasivo entre
las superficies de metal (contacto metal-metal). Este roce acelerado causa un desgaste prematuro de los componentes, lo que a su vez se traduce en la temida pérdida de compresión del motor y, por lo tanto, en una notable reducción de la potencia. Es un círculo vicioso: más calor,
peor lubricación, más desgaste, y menos rendimiento.
El Daño Silencioso:
Mayor Consumo de Combustible: La baja eficiencia de combustión, combinada
con la pérdida de potencia por desgaste del motor, tiene una consecuencia directa
y medible: un mayor consumo de combustible y bajo rendimiento.
Cuando el motor pierde compresión —ya sea por el desgaste de anillos, cilindros o válvulas—
, la combustión se vuelve menos eficiente. Esto obliga al motor a trabajar más para entregar
la misma potencia. A su vez, si la mezcla de aire y combustible no es la adecuada debido
a suciedad en el sistema de admisión o inyección, el rendimiento cae aún más.
En ambos casos, el resultado es el mismo: el motor necesita más combustible
para compensar las pérdidas, lo que impacta directamente en el consumo y en el bolsillo
del conductor y además impacta en un bajo desempeño de la moto.




El Secreto Está en los Fluidos de Alto Rendimiento
El Rol del Aceite como Agente de Resistencia: e de calidad superior resiste la degradación
por el calor extremo y la contaminación, asegurando que esta capa protectora no se rompa.
Lo que se traduce en protección, rendimiento y larga vida útil para tu moto.
La Importancia del Grado y la Especificación: El Secreto de la Protección
Elegir el aceite correcto para tu moto es esencial para garantizar la protección del motor.
Esta elección depende principalmente del grado de viscosidad recomendado por el fabricante
que te indica cómo fluye el aceite en frío y en caliente (temperatura dentro del motor).
Si eliges una viscosidad incorrecta, el aceite puede perder su capacidad de protección
desde el arranque en frío hasta cuando el motor se calienta. Por otro lado, si es demasiado viscoso, dificultará la fluidez y lubricación óptima de todas las partes.
En conclusión, el entorno urbano es un desafío para cualquier motor. La clave para la longevidad
y la máxima potencia de tu motocicleta reside en la calidad del lubricante y en una elección informada.
Más allá de la inversión en un aceite de alto rendimiento como los ofrecidos por Motul, es indispensable seguir las recomendaciones del fabricante de la moto en cuanto a especificaciones del aceite
y periodos de mantenimiento.
No dejes al azar la protección de tu motor. El lubricante correcto no es un gasto, es la mejor inversión para garantizar un rodar potente, eficiente y libre de problemas en la jungla de asfalto.
¡Tu moto te lo agradecerá!